Conferencia de D. Quintín Calle Carabias –Doctor en Filología Moderna (francesa e inglesa), Catedrático de Inst. Nal. de Bachillerato, Prof. N. N. de la Universidad de Salamanca y Titular de la de Universidad de Málaga, Diplomado por la Sorbona e Instituto Católico de París, Director-fundador de Sancti Petri Collegium Musicum, Académico Correspondiente de la R. A. de Nobles Artes de Antequera y presidente de la Sociedad Erasmiana de Málaga (SEMA).

22 de octubre de 2024, en el Salón de Actos de la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP) de Málaga.

Quintín Calle Carabias abrió su documentada conferencia recordando la Paradoja de Enrico Fermi (“Si el universo está poblado, ¿dónde está todo el mundo”, 1950), para centrarse en nuestro pequeño planeta azul, donde todos los seres vivos se comunican (las plantas, de forma molecular; los animales, de forma semiótica, mediante signos ópticos y acústicos); pero sólo el hombre dialoga.

A modo de prolegómeno y apoyado en sugestivas imágenes, distinguió, pues, entre ‘comunicación’ (monodireccional), que genera pensamiento (>pesar, sopesar, evaluar), y ‘diálogo’ (bidireccional), que genera raciocinio y requiere la palabra, el ‘logos’ (>lógica, diálogo, dialéctica).

La cita a Erasmo de Rotterdam: “Sólo los hombres (…) siguen sordos a la voz de la naturaleza (…) y sólo a ellos se les concedió el don de la palabra” (Lamento de la paz), cerraba el preámbulo y abría el primer gran tema de la conferencia.

El hombre nace a medio hacer (el desarrollo completo de su cerebro habría impedido su nacimiento espontáneo), por eso hay que ‘cultivarlo’. El periodo de enseñanza (común al de los animales) es el más largo y complejo, pues no se limita a aprender a ‘pensar’ (sopesar intuitivamente el posible peligro para su supervivencia), sino a ‘conocer’ por el procedimiento (método) exclusivo de la abstracción. Para ello necesitó descubrir la palabra (sustitutiva de la realidad), articulando sonidos (fonemas) y combinándolos en conjuntos superiores (logos), bajo dos criterios: garantizar el mensaje y economizar el esfuerzo (limitando dichos sistemas fonológicos a una treintena escasa de elementos).

En su expansión biológica, el hombre ocupó los tres grandes medios naturales del planeta (la selva, el desierto y los hielos) y generó otras tantas culturas, todas ellas de transmisión oral. Y además creó un medio artificial –la ciudad–, con su cultura especifica: la civilización. Con la escritura –producto exclusivo de la civilización– logró el hombre acumular los saberes de la comunidad, transmitirlos a la posteridad, y multiplicarlos mediante la colaboración de todos sus miembros alfabetizados. De ahí la gran riqueza y progreso de la civilización con respecto a las culturas de transmisión oral. El análisis de la lengua (representación sonora de la realidad) y de la escritura (representación gráfica) como sucesivas abstracciones, ocupó el siguiente capítulo de la conferencia.

Centrándose en el proceso específico de la escritura, el conferenciante desarrolló el modo como se logró establecer el alfabeto y una gramática unificadora del relato (texto): morfología, sintaxis, prosodia y ortografía. Mencionó de pasada la importancia del descubrimiento de la imprenta como fenómeno de difusión universal de conocimientos, y siguió con el descubrimiento de la evolución fonética por modificación de los hábitos articulatorios, que dio lugar a la creación de una ciencia lingüística (fonética y fonología) basada, ya no en principios filosóficos, sino en análisis fisiológicos de sus componentes. La Filología hizo otro tanto con la estructura gráfica de la lengua (el texto), y la semántica con la estructura significativa.

Dicho análisis fisiológico de los fonemas (oscilogramas, espectrogramas y frecuencias) deriva naturalmente en el descubrimiento de la musicalidad del lenguaje verbal y, en consecuencia, de una lingüística musical, a la que se refirió el conferenciante con algunos ejemplos prácticos. En concreto, con la melodía natural de ‘Aurelio’, nombre propio que contiene las cinco vocales españolas, partiendo exclusivamente de su frecuencia fundamental, marcadora del tono. Se refirió también a las partituras, documentos textuales que responden a una gramática (morfología: notas y figuras; sintaxis y anataxis: melodía y armonía; prosodia: solfeo; y ortografía) y retórica lingüística musicales.

La última parte de la conferencia la dedicó a analizar la ‘cultura’ (participio de futuro del verbo colere), como proceso y como proyecto. Como proceso, con dos elementos clave: educación (saber estar y autodominio) e instrucción (conocimiento de todas las ciencias, hasta la erudición), que estaría incompleto si no acabara en la adquisición de ‘sabiduría’ (conocimiento de sí mismo, como individuo y como miembro de la sociedad.

Concluyó Quintín Calle Carabias su exposición con citas de varios autores fundamentales, en su estricta relación con ‘el don de la palabra’. Inger Enkvist (Conocimiento en crisis), plantea tres temas clave, que el conferenciante esquematiza así: la libertad (capacidad de elección) requiere el conocimiento (se es libre en la medida en que se sabe. De ahí la obligación moral de conocer todo lo más posible); la autonomía (capacidad de decidir) requiere la independencia; y la ética (capacidad de obrar rectamente) requiere la sabiduría. George Orwell, en su premonitorio 1984, denunció que “El que controla el lenguaje controla el pensamiento”, de ahí la importancia de las leyes de enseñanza relativas al conocimiento; Gilles Lipovetsky y Jean Serroy (La Cultura-mundo) exclaman con sorpresa que “En ningún momento de la historia humana ha habido tantas posibilidades de relacionarse con los demás gracias a las redes de comunicación, en ningún momento se ha experimentado con tanta intensidad el aislamiento”. Erasmo de Rotterdam (Lamento de la paz), que había generado en el conferenciante el motivo de su reflexión, cerró la exposición con esta otra pregunta “¿quién diría que los hombres que discuten, pelean o combaten encarnizadamente tienen uso de razón?”.