Conferencia del Dr. D. Pedro Luis Pérez Frías, Doctor en Historia, Tte. coronel del Ejército de Tierra, Diplomado de Estado Mayor y Socio Numerario de la SEMA.
Presentación: Dr. Dña. Marion Reder Gadow, catedrática de Historia Moderna de la UMA y socia numeraria de la SEMA.
19 de noviembre de 2024, en el Salón de Actos de la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP) de Málaga (C/ Compañía, 7).
La enumeración de los méritos acumulados por Pedro L. Pérez Frías a lo largo de su frutífera carrera como profesional e historiador estuvieron a cargo de Marion Reder Gadow, excelente conocedora de cada uno de los apartados.
Comenzó el conferenciante aludiendo a las razones que le han llevado a profundizar en la figura de Pablo Arredondo Acuña. A continuación, se sumergió el ponente en la genealogía y raíces militares del personaje hasta desembocar en su recorrido vital, un periodo temporalmente corto pero lleno de contenido. Nacido en Baeza el 8 de enero de 1890, consiguió entrar en la Academia de Infantería ocupando uno de los puestos reservados para los familiares de militares muertos en acción de guerra. Acabó este periodo de formación en 1911 como 2º teniente. Más adelante, llegaría a capitán y finalmente, tras su muerte, sería ascendido a comandante. Su heroico comportamiento y una herida en la ingle durante lo acaecido en la loma de Arapiles provocó la primera solicitud de Cruz de San Fernando de 1ª clase, que fue aceptada en 1915. Entre 1914 y 1916 estuvo en los Regulares de Melilla. Pasó a la Legión tras su creación en 1920, participando en la acción de Muñoz Crespo de junio de 1921, el reconocido bautismo de fuego del nuevo Cuerpo, y recibió cuatro heridas de bala. Durante su larga convalecencia de tres años recibió la Medalla de Sufrimientos. Reingresó en el servicio activo en julio del 1924 y en agosto se incorporó al Tercio en Ceuta. A finales de ese mismo mes, redactó su testamento y envió una carta a su madre. Participó en el repliegue de Xauen (ver Xauen 1924. Centenario del Annual (que pudo ser) de Primo de Rivera), murió guardando la retaguardia en Xeruta el 19 de noviembre (precisamente 100 años exactos antes de esta conferencia), a los 34 años. Esta vez fue su madre la que solicitó la Cruz Laureada, abriéndose el expediente en febrero de 1925. En los años siguientes se produjeron varios acontecimientos en relación con su memoria. En 1926 se publicó su ascenso a comandante a título póstumo; en 1927 se le otorgó la Medalla Militar Individual por la acción en la que resultó muerto y se inauguró el monumento erigido por el Ayuntamiento de su ciudad natal; también ese año su madre solicitó la Medalla de Sufrimientos que le fue concedida en 1928. En 1929 se concede la Cruz Laureada a Pablo Arredondo, por su actuación en el 19 de noviembre de 1924.
Terminó la conferencia Pedro L. Pérez Frías analizando los cambios regulatorios que se produjeron en las denominaciones de las cruces de San Fernando, que afectaban a las concedidas a Pablo Arredondo Acuña, y aludiendo a la desaparición de la estatua erigida en Baeza durante la Guerra Civil, seguramente para aprovechar sus materiales; recordando la memoria del héroe en la segunda mitad del siglo XX, como la placa colocada en el Ayuntamiento de Torreperogil en 1968, en contraste con el abandono del monumento en Baeza; y destacando que, afortunadamente, se ha recuperado en el 2015, éste con una recreación de la estatua y la rehabilitación del resto de sus elementos.